jueves, 23 de octubre de 2014

Ego sum via, veritas et vita

Así será, así ha de ser por siempre en esta tierra singular y privilegiada, cuyos hijos acudirán ansiosos, se agruparán expectantes, sobrecogidas sus almas, en torno a la figura sin par del Nazareno de Sevilla.
Y Tú, Señor, les llevarás hasta sus corazones contritos el ejemplo de tu inmenso abatimiento, de tu doliente humanidad.
Porque Sevilla, se te entrega sin tasa ni medida, precisamente porque en tu Imagen portentosa están encerradas a un tiempo, todas sus penas y sus miserias, todas sus esperanzas y sus afanes.
Esa es tu fuerza de atracción irresistible.
Yo lo he visto muchas veces, Cristo mío, cuando fui indigno pedestal de tus pies llagados.
Allí, bajo tu paso, en unión con mis hermanos, fui contigo, Señor, compañero de tu andar valiente y poderoso.

Miguel Muruve.

Gracias Miguel, yo también pude sentir eso.


Fotografía: Javi Jiménez.

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